¿Somos todos mentalistas? Síndrome de asperger

¿Somos todos mentalistas? ¿Qué queremos decir con esto? 

‘Leer’ entre líneas, es decir, a través de las miradas o gestos, los pensamientos de las personas con las que nos relacionamos, anticiparnos a sus sentimientos, acciones o respuestas, es una habilidad que facilita la comunicación con los demás y forma parte de la inteligencia social, interpersonal o emocional.

Para predecir y explicar su conducta y la de los demás, las personas utilizan conceptos mentales tales como creencias, recuerdos, deseos, pensamientos y percepciones.

Hans Asperger, -que describió en 1944 por vez primera a un grupo diferente de chicos autistas con elevados coeficientes de inteligencia en los que no se había detectado ningún problema en la adquisición del lenguaje (Síndrome de Asperger)-, ya hacía hincapié en la importancia de la mirada en la expresión humana

síndrome de Asperger y la dificultad de entender las miradas

‘Es imposible describir con palabras científicamente exactas todo lo que ‘dice’ la mirada de una persona… la cálida mirada del amor, la fría mirada del odio, la oblicua mirada de la envidia… el ojo espejo del alma…’

Hay autistas que se dan cuenta de que la mayor parte de las personas se hablan con la mirada, saben qué hacer o decir para no meter la pata o no molestar. 

En las personas que presentan el síndrome de Asperger aunque su nivel de inteligencia lógico-matemática sea normal o superior, encontramos alteraciones en la inteligencia social, interpersonal o emocional, que precisamente hace referencia a un abanico de capacidades que facilitan ser un hábil mentalista.

Éstas son algunas de las alteraciones, relacionadas con fallos en habilidades mentalistas, encontradas en las personas que presentan Síndrome de Asperger:

  • Dificultades para responder a situaciones y estados mentales de los interlocutores. 
  • Baja sensibilidad a las señales sociales. 
  • Dificultad para relacionarse con sus iguales. 
  • Alteración de las pautas de relación expresiva no verbal. 
  • Falta de reciprocidad emocional. 
  • Dificultad para saber ‘de qué conversar’ con otras personas. 
  • Dificultad para interpretar enunciados no literales o con doble sentido. 
  • Dificultades para comprender intenciones ajenas y en especial las ‘dobles intenciones’. 
  • Capacidad limitada para adaptar conductas sociales a los contextos de relación. 

Estas habilidades forman parte de lo que se ha venido denominando Teoría de la Mente, cuyo nombre proviene de las investigaciones de Alan Leslie y que desarrolla, posteriormente, Baron Cohen.

Personalmente, no soy partidaria de aplicar la etiqueta de ‘Teoría’ a este conjunto de capacidades presentes en mayor o menor grado en las personas, pues considero que se presta a confusión. Según Baron Cohen, existen otros autores especializados en este tema que prefieren utilizar expresiones equivalentes a Teoría de la Mente, como psicología popular, psicología intuitiva o capacidad mentalista y que también hacen referencia al proceso de desarrollo del conocimiento infantil acerca de las personas con sus correspondientes estados mentales. Dicha comprensión infantil, según Hobson, estaría lejos de constituir una teoría.

Es evidente que presentar alteraciones en estas «capacidades mentalistas», junto con el déficit en las funciones ejecutivas puede generar una sensación de frustración enorme. Cuando las secuencias temporales de los sucesos no son percibidas con un sentido coherente que se ajuste al significado real de dichos sucesos, resulta muy difícil poder establecer metas. Vivir sin metas, sin objetivos claros produce ansiedad y angustia. Por ello, es tan importante trabajar con las personas que presentan el síndrome de Asperger lo antes posible, para poder mejorar sus habilidades mentalistas y su capacidad de planificación y ejecución de tareas. 

Mª Nieves Martínez Hidalgo

Psicóloga Clínica / Psicoterapeuta Acreditada – https://nievesmhidalgo.com

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